Si hay algo que me gusta de esta receta es que, además de estar buenísima, sea tan saludable y tan sencilla de preparar. Creo que todos, y en especial los niños, debemos comer falafel. Me parece una manera estupenda y diferente de tomar legumbres, de hecho, si no lo dices, ni notarán que están comiendo garbanzos.
Hay una tendencia a decir que no nos gusta algún alimento solo porque los hemos tomado de algún modo que no nos ha gustado. Por ejemplo, que no nos guste un guiso de garbanzos, no significa que no nos vayan a gustar en una ensalada o en otro plato. Quizás, lo que no nos agradó es algo que llevaba ese guiso y a partir de ahí, nunca más quisimos comer garbanzos. Esta receta de falafel es un buen modo de reconciliarnos con los garbanzos.
El origen del falafel es un poco polémico y se ha debatido mucho sobre él. Normal que algo tan rico se lo quiera atribuir más de uno. Nuestros amigos de Directo al Paladar lo explican muy bien en el siguiente artículo: Falafel, ¿árabe o judío?
Siempre digo que si aprendemos a cocinar los alimentos de diferente modo, no nos cansaremos de comerlos. Una buena manera de hacerlo es acercándonos a otras culturas para dejarnos sorprender con sus recetas. Me gusta especialmente la cocina libanesa, marroquí… donde las especias tienen una gran importancia. En realidad, la cocina andaluza tiene mucho en común con estas otras gastronomías: Sabor, color y alimentos saludables son su base. Si te gustan tanto como a mí, puedes ver también mi receta de: Alcachofas con verduras estofadas al sabor de Tajine
Vamos a por los ingredientes que necesitamos para preparar nuestra receta de falafel (25 unidades):
- 300 grs de garbanzos
- 100 grs de cebolla nueva
- 2 dientes de ajo
- 1/2 taza de perejil fresco
- 1/2 taza de cilantro fresco
- Una cucharada de bicarbonato sódico
- Una cucharadita de pimienta negra molida
- Un par de cucharaditas de comino molido
- 100 grs de harina de garbanzo (si no eres intolerante al gluten, puedes sustituir la harina por pan rallado)
- 250 ml de aceite suave
Llegó el momento de ponernos manos a la masa:
- Escurrir los garbanzos que pusimos en remojo 24 horas antes y ponerlos sobre papel absorvente.
- Triturar la cebolla, los ajos y las hierbas hasta que queden finamente picados. Reservar en un bol.
- Triturar directamente los garbanzos SIN cocer en la batidora o picadora, hasta conseguir una textura arenosa. No importa si queda algún tropezón. Sacar y mezclar con las verduras y añadir las especias y el bicarbonato. Mezclar hasta que la masa sea homogénea.
- Formar con la mezcla pequeñas bolas como una nuez apretando para sacar el agua que pueda quedar. Si nos ha quedado una masa algo húmeda y nos cuesta hacer bolas, añade un poco de la harina o el pan rallado y vuelve a mezclar. Añadir la cantidad justa para poder hacer las bolitas sin dificultad.
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Freír en abundante aceite a fuego medio-fuerte hasta que se doren (normalmente unos 2 o tres minutos). Sacar y poner en papel absorbente. Si sobra masa, puedes congelarla perfectamente.