¡Mamma mia! ¿Qué tendrá la pizza que tanto nos gusta? Es uno de los platos que más se come al rededor del mundo. Divertida, versátil y sabrosa, puede ser una bomba calórica o convertirse en una opción saludable de tu menú semanal. Aprender a hacer la masa casera es el comienzo de una bonita amistad…
Aunque pienses que la receta de masa de pizza es más italiana que la Torre del mismo nombre , hay evidencias de que en Egipto, Persia y Grecia ya comían panes de trigo aplastados con diferentes ingredientes encima. Sin embargo, sí que fue en Nápoles, donde a mediados del siglo XVII, incorporan por primera vez la salsa de tomate a la pizza. Este detalle, junto con el queso fundido, resultará un éxito que dura hasta nuestros días.
Existen tantas opciones industriales en el mercado que lo más fácil parece ser consumir pizzas envasadas. Te diré que algunas de esas opciones, solo algunas, ni siquiera pueden considerarse comida basura porque utilizan ingredientes de buena calidad. Eso sí, siempre tienen conservantes artificiales que no le aportan nada a tu organismo.
El motivo principal para aprender a hacer la receta de masa de pizza casera es que una vez que le pilles el truco, no hay nada más delicioso que saborear la auténtica pizza de la mammas italianas y esta nunca viene envuelta en plástico ni congelada. Es lo mismo que comparar unas Croquetas de tu madre con unas de paquete… Además, es una receta de aprovechamiento, porque puedes hacerla con aquellos ingredientes que se van quedando atrás en la nevera: ese jamón de York que se está secando, verduritas medio pochas… Todo lo que quieras y puedas aprovechar, cabe en una pizza.
Dicho esto, vamos a enumerar los ingredientes para nuestra receta de masa de pizza ( para 3 unidades de unos 25 cm de diámetro):
- 320 grs de harina de fuerza
- 12 grs de levadura fresca
- 200 cl de agua templada
- 1 cucharada de sal
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
El modo de preparación es el siguiente:
- Poner el agua en un bol grande y añadir la levadura desmenuzada con las manos. Mover con ayuda de unas varillas para que se disuelva totalmente.
- A continuación, añadir la sal y hacer lo mismo.
- Agregar la harina y el aceite y comenzar a trabajar con las manos, hasta tener una bola homogénea. Poner un poco de harina sobre la encimera de la cocina y realizar el amasado ahí: presionar varias veces el centro de la masa con el puño y volver a doblarla, hasta terminar de nuevo en una bola.
- Poner de nuevo la masa dentro del bol. Tapar con un paño húmedo y dejar reposar en un lugar fresco unas dos horas.
- Una vez que la masa ha fermentado, la sacamos y la volvemos a aplastar con las manos para desgasificar. Cortamos tres porciones iguales y formamos tres bolas que deberán reposar 10 minutos más.
- Aplastar con las manos y un rodillo para ir formando círculos de unos 25 cm de diámetro y unos 3 mm de espesor. Volver a añadir algo de harina si la masa está demasiado pegajosa.
- Cubrir con salsa de tomate, mozzarella y cualquier ingrediente que te encante.
- Hornear unos 10 minutos a 250 grados hasta que los bordes estén muy dorados.