¿No me digas que no te apetece esta cazuela de patata guisada con mejillones?… pues adelante, porque no hay nada más sencillo y agradecido que esta receta.
El mejillón es un producto que aquí por el sur solemos comer en platos fríos como el salpicón de marisco o simplemente abiertos al vapor con un chorreón de limón, pero no debemos olvidar que también podemos disfrutarlos en otro tipo de recetas calientes como esta. Es un producto muy versátil y asequible, y sus posibilidades gastronómicas son infinitas.
Dotado de un intenso y característico sabor, es muy bajo en grasa, por lo que es muy recomendable para dietas de adelgazamiento y deportistas en general. Su alto contenido en vitaminas del grupo B, hierro y calcio, así como su módico precio, lo sitúan como uno de los alimentos imprescindibles en nuestra mesa.
Para sacarle el máximo partido a este maravilloso fruto del mar, hay que aprender a prepararlos de diferentes maneras, y en el caso de los mejillones se podría escribir un libro de como cocinarlos y aun así creo que nos faltaría espacio porque es un alimento muy apreciado en muchos países y en cada lugar tienen sus preferencias a la hora de prepararlos. Otra de mis recetas favoritas es Mejillones con salsa de tomate
Hoy los vamos a hacer de una manera muy original y solo con ingredientes naturales. El toque de aceituna negra y orégano aportan a esta cazuela de patata ese puntito italiano que marca la diferencia.
Vamos a ver que necesitamos para esta receta para 2 personas:
- Un par de patatas grandes
- 12 mejillones
- 75 grs de aceitunas negras sin hueso
- Un tomate rojo
- Un Pimiento verde
- Media cebolla
- 3 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Orégano, laurel y sal
Preparación:
- Poner a calentar 4 cucharadas de aceite en una olla mediana (la sartencita de la foto la uso solo para emplatar).
- Sofreír los ajos laminados un minuto sin que se quemen.
- Echar a la olla el pimiento y la cebolla cortados en cuadraditos pequeños. Sofreír unos minutos a fuego medio .Cuando la cebolla este transparente, añadir el tomate rallado.
- Mientras se pochan las verduras, poner una olla con los mejillones limpios y un vaso de agua. Abrirlos al vapor. Retirar del fuego en cuanto se abran y reservar junto con el líquido.
- Cortar las patatas no muy grandes y las aceitunas negras en láminas. Añadir al sofrito. Rehogar un par de minutos.
- Añadir el líquido de los mejillones a la olla y algo más de agua para que las patatas queden cubiertas. Echar también el orégano, el laurel y un poco de sal (pruébalo antes, porque el líquido del mejillón suele ser salado…)
- Mientras las patatas están tapadas a fuego medio (durante unos 15 o 20 minutos), sacar los mejillones de las conchas menos algunos que nos servirán para adornar nuestras sartencitas.
- Cuando las patatas estén casi tiernas, añadimos los mejillones sin concha y lo dejamos hervir todo junto los últimos minutos.
- Servir en sartencitas o cazuelas de barro y adornar con los mejillones con concha que reservamos antes.
Notas y sugerencias
Me gusta servir este tipo de guisos en estas sartencitas o en cazuelas de barro, parece que hasta el sabor cambia y nos sabe más aún, si cabe, a comida de toda la vida, a esos guisos que preparaban nuestras abuelas. Y es que el contenido es lo más importante, pero también el continente tiene su función en la cocina.
En esta ocasión, no he añadido vino blanco a mi cazuela de patata con mejillones porque, si bien es verdad que va perfecto con el mejillón y la aceituna, la combinación de ingredientes hacen que el resultado de este plato sea bastante sabroso y como no tenía a mano, lo hice sin él. Si le quieres poner un poco, puedes añadirlo a la cocción de los mejillones que luego se añade a las patatas o en el sofrito del principio de la receta.
Otra idea para este plato es ponerle unos picatostes cuando lo emplates. Mejor, hechos al horno para que engorden menos. Le da mucha gracia al guiso y, sobre todo, conquistarás a los más mayores de la familia, que tienen una fijación especial por estos cuadraditos crujientes.